En este número especial de su periódico el Torito queremos compartir con ustedes una serie de artículos en los que buscamos analizar más a fondo la coyuntura de la elecciones, aprovechando el teatro electoral que busca desmovilizar y reducir la participación política a la elección del “menos peor”. Ante este panorama buscamos generar espacios de reflexión que nos inviten a pensar y a buscar formas de transformar en colectivo este dolido país.
Comenzamos el número con una retrospectiva de lo que
nos han dejado los dos últimos sexenios de alternancia electoral.
Después de que el gobierno de Felipe Calderón inicia la
llamada guerra contra el narco, que como se ha analizado en
otros espacios, es una verdadera guerra contra el pueblo que
funciona como una estrategia para romper el tejido social,
y fragmentar las comunidades a pequeña y gran escala. Tal
estrategia está diseñada para desmantelar la estructura legal e
institucional que en determinado momento garantizó derechos
sociales como la salud, la educación, o los derechos laborales.
Bajo esta lógica se abre paso a las reformas estructurales,
impuestas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto junto
con una política de represión sistemática hacia cualquier
oposición. Estas mismas, han acabado con los avances que
la lucha social nos había heredado, de manera que han dado
libre paso a que el capital internacional efectué el despojo y el
saqueo de nuestras riquezas.
El primero de los artículos se explica cómo en este contexto
la desarticulación y debilitamiento de la izquierda ofrece
poca resistencia, de manera que esto, sumado a las condiciones
propicias para saquear el país, permite que aquellos
que administran el poder empleen estrategias de contención
social, para contrarrestar a toda costa la movilización y el
descontento de la población. Por eso, en el otro artículo, nos
preguntamos cuál es el papel de la supuesta izquierda en la
elección y hasta dónde o para quién esta “izquierda” representa
un cambio favorable. En ese sentido, además, tratamos
de pensar en las posibilidades que tiene la izquierda sin
comillas, qué podemos hacer y cómo podemos aprovechar la
coyuntura electoral. Entonces, tendremos que pensar cuáles
son las preguntas y las acciones que debemos tomar ante un
país donde el pueblo es pisoteado y asesinado, mientras la
burguesía se pelea por el botín y busca conseguir un clima de
gobernabilidad y conformidad social.
Aunque el tipo de estrategia para lograr lo anterior pueda
cambiar, la continuidad con el proyecto neoliberal está garantizada
quede quien quede. Por eso, incluimos dos artículos
que buscan analizar tanto las propuestas como a los diferentes
candi- datos y coaliciones, con el fin de mostrar que ninguno
de ellos tiene un proyecto de izquierda que presente alternativas
reales a la dinámica de despojo y represión que desde
arri- ba nos han impuesto. Creemos que si acaso algo está en
juego es qué sector de la burguesía nacional e internacional se
queda con el pedazo más grande del pastel. Así, en uno de los
textos analizamos el caso de los candidatos presidenciables y
sus variopintas coaliciones que procuran mantener un discurso
de pluralidad ideológica que además, a la vieja usanza del
PRI, busca mediar entre los inte- reses de cada una de ellas,
incluyendo por supuesto a la gran burgue-sía transnacional y
a la nacional. En el otro artículo podemos comprobar más de
lo mismo para la CDMX, pues en este caso no hay mucho
más que una confrontación entre dos polos organizados alrededor
del PRD y MORENA; mismos que se enfrentan para
ver quién representa mejor a la burguesía en la ciudad.
En otro artículo tratamos de mostrar cuál es la función
de las actua- les instituciones electorales y cómo se gasta el
dinero en este teatro electoral . La contienda no tiene que ver
con la confrontación de distintos proyectos de nación, pues
se trata de una puesta en escena que se reduce a quién tiene
la mejor estrategia de mercado, lo que incluye la compra de
votos. Dentro de tal estrategia, si lo último no funciona se
recurre a las instituciones electorales para perpe- trar un fraude,
o voltear pal otro lado. Además, planteamos que mantener
las instituciones electorales y organizar la puesta en escena
nos cuesta a los mexicanos millones de pesos. También en
este texto exponemos otros costos que ha tenido la presente
contienda que, para no desentonar con estos últimos años de
guerra, se viste de rojo y nos deja con más de 130 candidatos
asesinados en lo que va de la elección. Así, mientras más le
busca uno al asunto, más claro se vuelve que la democracia de
los de arriba es puro teatro, un discurso vacío que ellos necesitan
para legitimarse y permitir que los sectores dominantes de
la burguesía, incluido el narco, puedan continuar su dinámica
de acumulación del capital.
Nos quedamos pues con la necesidad de organizarnos,
siempre a partir de una actitud crítica hacia los errores del
pasado. Esto nos exige encontrar formas de participación que
vayan más allá del voto o de la filiación a un partido. Se vuelve
indispensable la participación popular porque gane quien
gane nada nos regalaran, las cosas no son blanco y negro, pero
la escala de grises depende en parte de qué tanto podamos
seguir resistiendo, qué tanto podemos construir y fortalecernos
juntos como izquierda, organizados, movilizados y
comprometidos con las formas organizativas que se construye
desde de abajo, contra los de arriba. No partimos de cero, hay
propuestas como la del Congreso Nacional Indígena que se
plantean nuevos horizontes hacia dónde caminar en colectivo.
Si quiere votar, vote, si no, no lo haga, esté tranquilo de
que no está definiendo el futuro del país y si no lo hace no
está traicionando a la historia ni renunciando a la política,
pues esas definiciones están en otro lado, siga peleando y siga,
o empiece a organizarse cada vez mejor. La lucha constante y
cotidiana y la organización a futuro son la respuesta a nuestros
dolores.
Tejiendo Organización Revolucionaria,
junio 2018.