Hagamos que las paredes hablen
por TOR
A raíz de los acontecimientos ocurridos el 26 y 27 de
septiembre de 2014 en la escuela normal rural de
Ayotzinapa, Gro., en los que 43 estudiantes fueron desaparecidos,
mientras otros 3 fueron asesinados a manos de la
policía municipal y estatal en coadyuvancia con el ejército
mexicano, se realizaron en todo el país y diferentes partes
del mundo diversas acciones de solidaridad y de exigencia
de la presentación con vida de los estudiantes, así como el
castigo y la rendición de cuentas de los responsables, que en
este caso se trata de las propias autoridades gubernamentales
en sus tres niveles.
La comunidad del Cerro del Judío en la delegación
Magdalena Contreras no fue la excepción. El año pasado
se realizaron distintas acciones en esta colonia como
una marcha interna por sus calles y avenidas principales,
periódicos murales y exposiciones informativas, así como
foros de discusión e información. Todo ello derivó en
la elaboración de murales en distintos puntos de la colonia
en que fueron plasmados la indignación, el coraje, el
apoyo y la exigencia de justicia ante tales acontecimientos.
Diversas fueron las muestras de solidaridad por parte
de los colonos del Cerro del Judío, desde aportaciones
voluntarias en pintura y materiales, el préstamo de sus
bardas y fachadas, así como su participación en la elaboración
de los murales. Si bien tal actividad surgió de esta
coyuntura, este año se le ha dado continuidad intentando
plasmar otras necesidades de la propia comunidad.
Aunque la pinta de murales pareciera una forma incipiente
de solidaridad, se trata en realidad, de un arte que
en México se ha asociado con momentos de crisis políticas
y cambios sociales, ha estado ligado a luchas y a movimientos
populares. Algunos de sus máximos representantes
de inicios del siglo XX han estado ligados a militancias
y posturas políticas asumidas. El objetivo principal de la
pintura mural ha sido, bajo estos posicionamientos, el de
poner esta técnica artística al servicio de la agitación y la
propaganda, además, aunque el muralismo en México ha
experimentado diferentes momentos y prácticas, como el
muralismo histórico que se fundó en la práctica individual
como su principal promotor e impulsor, a partir de los 90,
(aunque sigue existiendo la práctica individual) han surgido
otras metodologías de producción mural en ciertos contextos
y comunidades que privilegian el trabajo colectivo.
Este es el caso del método del mural comunitario participativo,
metodología creada e impulsada por el profesor
Sergio Valdez Ruvalcaba cuyos objetivos generales son el de
impulsar a las propias comunidades a expresar sus pensares
y sentires sobre su realidad, sus problemas, necesidades,
aspiraciones, conmemoraciones y perspectivas; aprender a
trabajar en común para el disfrute en común; que las pinturas
murales sean medios de comunicación social comunitaria;
que el método se replique en diversos contextos sociales
rurales y urbanos como medios de comunicación social. El
método sigue las siguientes pautas: primero, consultar a la
comunidad sobre la necesidad o pertinencia de la creación
de un mural así como los temas que la comunidad quisiera
expresar y plasmar en ese mural . Segundo, generar un equipo
de trabajo que se encarga de sistematizar la información
obtenida en la consulta a la comunidad sobre el tema a plasmar
y con ésta se parte para realizar un boceto de mural. En
tercer lugar este equipo inicia un proceso de discusión, de
compartir ideas, interpretarlas y plasmarlas en dibujos, sin
importar su calidad, para con estos realizar el primer boceto.
A partir de este momento es importante ponerse de acuerdo
para obtener los materiales necesarios, si es que los va a
proporcionar la comunidad o implementar ciertas actividades
para su obtención. Por último, se pinta comunitariamente.
En el cerro del judío la desaparición de los normalistas
unió el coraje e indignación de algunos vecinos que,
preocupados por la situación de violencia e impunidad
que aqueja al país, decidieron plasmar ese sentimiento
en las paredes de la colonia. Sin embargo, pronto surgió
la inquietud por mirar las condiciones en que se encuentra
la propia colonia, sus carencias, sus problemáticas, sus
necesidades y es así que surgió la idea de elaborar murales
que reflejaran la realidad propia de esa comunidad,
surgió la idea de comunicarse entre vecinos a través de
las paredes, de hacer hablar a las paredes con los murales.
Durante el 2015 se realizaron dos experiencias de creación
de murales por parte de vecinos del Cerro del Judío
los cuales intentaron reflejar algunas problemáticas que
atañen a nuestro país como la desaparición de los normalistas,
pero también la resistencia y la dignidad del pueblo
en resistencia ante el capitalismo. (Vease Torito No. 15 )
Pensando en todas las virtudes que tiene la metodología
expuesta, este año se dio continuidad al proceso de
mural comunitario participativo en el Judío. En principio,
la consulta a la comunidad hace que esta se apropie
del producto final del proceso, lo cual es garantía de su
cuidado y conservación; además, el proceso es colectivo,
comunitario y participativo de principio a fin; cualquier
persona interesada puede participar aunque no tenga las
herramientas técnicas y las habilidades propias de un artista,
lo que importa es el trabajo en equipo, la compartición
y discusión de ideas y la atención en todo momento de
las necesidades específicas de la comunidad que lo alberga.
Aunque este proceso aún no concluye, este año asistiremos
a la inauguración del mural comunitario sobre
educación en el Cerro del Judío en la Magdalena Contreras.
