
EL TORITO | por TOR | Banca, especulaciòn y pensiones, parte de la guerra contra los trabajadores | Número 28, Año 5, octubre - noviembre, 2018
La guerra contra los trabajadores se agudiza en todos
los frentes, y sólo la organización y la lucha pueden
poner un alto a esta ofensiva de los patrones cuyo objetivo
es desmantelar por completo los derechos laborales.
En el sector bancario, por ejemplo, el desempleo se
ha convertido en una amenaza para miles de personas
que ven cómo día tras día son sustituidos por máquinas
y aplicaciones digitales.
Durante el mes de septiembre, BBVA Bancomer
anunció el despido de 1500 trabajadores como parte
de su “estrategia de digitalización”. Lo mismo ocurrió
en Banorte, donde fueron despedidos 350 empleados
tras la fusión de dicho banco con el Grupo Financiero
Interacciones. Esto quiere decir que, en poco más de
un mes, 1850 trabajadores fueron arrojados a la calle. Si
tomamos en cuenta que en el sector bancario trabajan
actualmente 245 853 hombres y mujeres, estos despidos
pueden parecer poca cosa (sólo desde el punto de
vista del capital financiero, por supuesto). Pero lo cierto
es que la inestabilidad en el empleo dentro del sector
bancario es alarmante, muestra de ello es que casi
la mitad de las y los empleados, 115 mil 650 para ser
exactos, están contratados por outsourcing. Que para
ponerlo en términos sencillos: casi la mitad de las y los
trabajadores bancarios ni siquiera tienen un acuerdo
laboral con el banco para el que trabajan, sino con
empresas con poca o ninguna responsabilidad jurídica.
Frente a ese escenario de precarización e inestabilidad
en el empleo, y haciendo gala del cinismo que
caracteriza a los grandes capitalistas, el presidente de
la Asociación de Bancos de México se atreve a afirmar
que ¡“los trabajadores de la banca enfrentan el
reto de modernizarse y ofrecer mejores servicios”!
La voracidad del capital financiero no se detiene,
por supuesto, con la destrucción de los derechos
laborales de sus empleados, sino que además ya afila
sus garras para especular de una manera mucho más
agresiva con los fondos de ahorro para el retiro del
resto de los trabajadores. En efecto, si usted tiene
dinero en una de las llamadas Afores, debe estar muy
al pendiente porque, tal vez no lo sepa, esos recursos
que usted ha ahorrado forman parte del capital
que día a día se mueve en la bolsa de valores.
En total, las Afores manejan 3.4 billones de pesos,
de los cuales 1.5 billones corresponden a “rendimientos
netos de comisiones que se generaron a lo largo
del tiempo”. La pregunta es: ¿usted ha visto reflejado
en los estados de cuenta de su Afore estos “rendimientos”?
Seguramente poco o nada, lo cual quiere decir
que alguien está haciendo grandes ganancias a costa
del dinero que usted está ahorrando para retirarse.
Desde luego, la idea de este billonario negocio es
ganar todavía más, pero como “el que no arriesga, no
gana”, la política a seguir consiste en hacer inversiones
cada vez más peligrosas ¡con el dinero de los ahorradores!
Básicamente, los fondos de ahorro para el retiro
están a merced de los vaivenes del libre mercado, y en
un contexto de inestabilidad económica como el actual,
esto representa un grave riesgo a los ya de por sí precarios
recursos que un trabajador puede ahorrar si tiene
un salario que se lo permita. En resumen, a pesar de los
riesgos que corre su dinero, usted va a recibir míseros
centavos mientras las afores encargadas de “administrar”,
es decir, de especular con sus recursos, van a obtener
ganancias multimillonarias. Y si algo sale mal, como
suele ocurrir en el capitalismo, usted lo pierde todo
¿Qué esperar con el nuevo gobierno? Nada. Los
trabajadores debemos tener claro que los cambios para
mejorar nuestra vida nunca han llegado de arriba, sino
que los hemos impulsado nosotros a través de la organización
y la movilización. Para la administración entrante,
hay dos grandes temas en materia laboral: el salario
y la reforma al sistema de pensiones. Sobre esta última,
ya hay indicios de cuál será la política a seguir. Uno de
los ejes consiste en aumentar la edad a 68 años para
acceder a una pensión, lo cual ya es grave. Pero además,
no se puede perder de vista que para tener derecho a
una pensión es necesario cotizar por más de 25 años.
Bajo estas condiciones, actualmente sólo el 23.9% de
los trabajadores que tienen una Afore podría pensionarse
al cumplir 65 años. El 76.1 restante no tendría
derecho a una pensión, a pesar de cubrir la edad necesaria,
porque no habría cotizado los años suficientes.
Sin duda, una reforma al sistema de pensiones
es necesaria, pero esa reforma no puede quedar en
manos del capital financiero. Es indispensable que
sean las y los trabajadores quienes impulsen y den
sentido a una iniciativa que ponga sus propios intereses
por encima de los intereses de los bancos. La solidaridad,
y no la ganancia, es el principio que puede
orientar la lucha por el derecho a una pensión digna
frente al escenario, cada vez más cercano, de una
población mayoritariamente envejecida y pobre.
EL TORITO | por TOR | Banca, especulaciòn y pensiones, parte de la guerra contra los trabajadores | Número 28, Año 5, octubre - noviembre, 2018