
EL TORITO | por TOR | 1968 a 50 años del movimiento estudiantil-popular | Número 28, Año 5, octubre - noviembre, 2018
Pareciera que el movimiento de 1968 nació de la
nada debido a la represión de dos marchas que
confluyeron el 26 de julio, víctimas de la brutalidad
policiaca que se desataba desde los días previos, pero
no fue así, sino que el estudiantado ya había formado
desde los años previos diferentes organizaciones que
se habían fogueado en luchas propias y vinculadas
con otros sectores. Lo que alcanzó el movimiento tras
la represión fue masividad, pues miles de estudiantes
críticos decidieron movilizarse y vincularse con organizaciones
obreras, campesinas, de colonos y pueblo no
organizado, juntos habrían de sacudir al estado capitalista,
autoritario y despótico, y sembrarían semillas de
rebeldía y revolución. El Estado mexicano no perdonaría
esta afrenta y desplegaría toda su violencia.
Por otro lado, tras el paso de los años el Estado
mexicano todavía trata de apropiarse del legado de esa
importante lucha del pueblo y la izquierda mexicana
para quitarle todo lo “incómodo”, con esa finalidad nos
repiten hasta el cansancio que debemos la entrada a la
modernidad a aquellos mártires del 68 y que ya es del
todo innecesario alzar la voz y los puños. Así, sin vacilar,
desde arriba reducen el movimiento a la celebración
del “romanticismo juvenil latinoamericano” y a la sobria
y autocomplaciente condena de la “pérdida de control
de la situación política” que desencadenó la represión
brutal, ejercida por el régimen en turno: “los gobiernos
en turno no sabían gobernar, eran unos gorilas”.
Insisten las voces oficiales con que nos demos
por bien servidos de vivir en democracia, que las
instituciones funcionan y existen plenas libertades…
¡sí, en este México que llaman “moderno” y
“democrático” en el que por alzar la voz y los puños,
se secuestra, viola, tortura y encarcela de por vida!
Así, para ellos, esa historia se reduce a cinco minutos
de radio o televisión, una vez al año, haciendo la
cuenta incompleta de compañeros asesinados, parte
de una letanía de números en la estadística de la infamia
Pero no, la historia no está en los libros, ni en las
personalidades, la historia son relaciones sociales y
se reproducen día con día, la construyen los pueblos
con su permanente lucha por justicia y democracia.
En la historia que escriben los poderosos, la justicia
y la democracia forman parte de ese discurso gastado,
de un régimen manchado de fraudes y muertos,
de derechos arrancados a la gente, de pueblos
enteros despojados por el interés de unos pocos.
Por eso reivindicamos la memoria del 68 como
un pretexto más para aprender de los compañeros
caídos, para avanzar levantando las banderas
que nos legaron y que hoy siguen vigentes, la
sangre derramada no será en vano porque seguiremos
luchando hasta la victoria siempre.
EL TORITO | por TOR | 1968 a 50 años del movimiento estudiantil-popular | Número 28, Año 5, octubre - noviembre, 2018




